Desde el 2015 Arturo Sagretti se encuentra al frente de Papá Cultiva, el colectivo de filántropos argentinos que tiene como misión difundir y concientizar sobre el cannabis terapéutico y medicinal.
Sagretti se refiere a la asociación como una comunidad internacional que supo cruzar el charco y llegó a sentar bases en el exterior con Papá Cultiva Ecuador, además de pisar fuerte en diferentes puntos de la Argentina.
“El grupo está formada por amigos, agrupaciones, activistas, usuarios y cultivadores de todo el mundo”, cuenta a El Planteo su fundador.
El propósito de concientizar sobre la ley se vincula de manera directa con la propia historia de vida de Arturo, y la cual lo llevó a fundar Papá Cultiva. Su hijo, Ian Lucas, comenzó a sufrir a los siete años de epilepsia refractaria. Fue así que durante el día tenía convulsiones que incluso derivaban en la pérdida del conocimiento.
En medio de una travesía por diferentes clínicas y visitas a profesionales que no lograban dar con el tratamiento indicado, Arturo llegó hasta Uruguay, donde conoció a la gente de “El Jardín del Under”.
Ellos fueron quienes lo interiorizaron en las propiedades curativas de la planta cannabis sativa, para aquellas personas que padecen de epilepsia. Fue durante este periplo que da vida a Papá Cultiva para concientizar sobre el autocultivo.
Un tropiezo en el camino
Finalmente, Arturo consiguió que le recetaran gotas de cannabis con fines medicinales. Para asegurarse la procedencia de las mismas, Arturo decidió plantar las hojas en su casa.
El tratamiento funcionaba de manera más que eficiente, hasta que un vecino que vio las plantas lo denunció. Toda la familia terminó con la casa allanada, acusada de tenencia y tráfico de estupefacientes, y su hijo sin su medicamento.
“En el momento que me allanan yo tenía bastante desinformación. No tenía contactos. Fue todo muy sorpresivo. En la causa figuraba que las plantas eran para mí y no para Ian. Cuestión que para que sea excarcelable tuve que decir que eran para consumo personal. Todo me dejó un sabor agridulce”, asegura con bronca el especialista en cannabis medicinal.
Rememorando al papá inexperto que cultivaba sus primeras plantas, Arturo se lamenta: “En ese momento los jueces estaba más cerrados, había más desinformación. Durante tres años tuve que cumplir con tareas comunitarias. A medida que me fui haciendo defensor de la planta entendí más de derechos e incluso me di cuenta de que aunque las plantas hubiesen sido para mí, no tenía que cumplir con ninguna pena”.
Varios años después de aquel episodio que parecía complicar más la situación de toda la familia, la historia es otra: “Luego de poco más de 10 años de usar cannabis podemos decir que Ian se encuentra estable. Gracias al cannabis pasó de tener diez convulsiones diarias a un lapso de dos años y medio de no sufrir episodios”.
El padre que alza su voz
Arturo hace hincapié en la desinformación que sigue latente en el país y que lamentablemente alimenta el prejuicio desde algunos sectores, motivo por el cual Papá Cultiva busca llegar a todos los puntos de la Argentina.
“En nuestro caso está bastante claro que lo que hacemos es difundir el cannabis terapéutico y medicinal; y al estar en actividad constante, el mensaje, por lo general, llega”, relata.
Y sigue: “Creemos que el prejuicio existe por la falta de información y divulgar los beneficios terapéuticos de la planta hace que la gente tenga otra visión, aunque hemos notado en algunos lugares más que en otros que el sólo hecho de colgar una bandera o mostrar el logo con la hoja de cannabis causa diferentes reacciones, que van desde la impresión, el repudio, el guiño, las risas, etc”.
En estos meses de campañas electorales, desde algunos sectores de la política se ve cómo diferentes candidatos volvieron a abrazar el tema de la ley que ampara al consumo del cannabis. Para Arturo, el rol de los políticos, tiene doble discurso.
“Me parece que la política se quiere adueñar del negocio del cannabis medicinal y de la planta. Si bien hoy tenemos una ley terapéutica con algunos errores, la misma está funcionando y, de algún modo, cubre la necesidad primaria de los que cultivamos para hacer medicina casera. En cuanto a difusión, sí se está comunicando desde algunos sectores políticos sobre el cannabis medicinal. Aunque a veces la información que proviene de estos sectores es algo inconclusa y otras veces incorrecta”.
—¿Cuáles son las trabas que prevalecen respecto a la ley y que se siguen trabajando desde Papá Cultiva?
—La mayor traba que tiene la ley es la desprotección de los usuarios. Hay muchos casos de allanamientos. No hay una línea jurídica directa las 24 horas. Detienen a gente que está inscripta en REPROCANN. Falta capacitar a las fuerzas de seguridad sobre lo que es la ley terapéutica vigente en Argentina. El sistema tampoco ofrece un sistema de médicos gratuitos que puedan vincular a la gente, ya que las personas terminan abonando la consulta. Todavía queda bastante por hacer respecto a la ley.
An advocacy group is determined to bring medical cannabis to Idaho, one of the last remaining states with no form of legal weed.
The group is called Kind Idaho, and its supporters are currently in the process of rounding up signatures to get the proposal on next year’s ballot.
Joe Evans, the treasurer for the group, said the aim is to simply legalize “medical cannabis for cardholders in the state of Idaho.”
“This gives them the opportunity to go in, sit down with a doctor, determine whether or not the diagnosis warrants medical cannabis to support recovery and healing. And then they receive the card. And that allows them to go to a dispensary to receive it,” Evans told local news station KTVB.
“Kind Idaho is working to gather signatures on their petitions, they have until April 14 next year to get about 63,000 signatures from registered voters to make the ballot. It’s a major task to take on, adding in the fact that Idaho is one of five states where there is no legal cannabis on any level.”
The group launched its efforts to get on the 2024 ballot last year, the latest in a decade of failed efforts to legalize medical cannabis treatment in Idaho. In 2012, activists failed to gather a sufficient number of signatures for their medical cannabis proposal to qualify for the ballot. Two years later, it happened again, with a signature drive falling short. Medical cannabis campaigns in 2015 and 2016 both fizzled out over ballot technicalities.
Evans and company hope this time will be different –– and the public might be on their side. A poll last year found that 68% of Idaho adults believe that medical cannabis should be made legal.
Evans and other supporters of the proposal are stressing that the initiative would not legalize recreational marijuana use.
“Nor are we really looking at a full decriminalization, or let’s, you know, give people medicine, medical cannabis for headaches,” Evans told KTVB.
Idaho is, however, surrounded by states that have legalized recreational pot for adults: Washington and Oregon to the west; Nevada to the south; and Montana to the east. Wyoming and Utah are the only two states bordering Idaho that have not ended prohibition on pot.
Cannabis businesses in Ontario, Oregon –– located about an hour from Idaho’s capital city of Boise –– have served hordes of cross-state customers.
“The politicians have been able to have this scenario where they say that they don’t have legal cannabis,” Steve Meland, owner of Hotbox Farms in Ontario, told NPR earlier this year. “But in all actuality we all know there’s legal cannabis in Boise.”
“There [are] over a million people within a hundred mile radius of the store,” Meland added. “Of course they are serving a broader market.”
NPR reported that Meland’s business is “a big player in an economic boom that’s happened since Ontario allowed recreational pot shops in 2018.”
“There are now twelve dispensaries in this small farming town once mostly known for inventing the tater tot. Ontario now sells more pot per capita than anywhere else in Oregon. The industry employs about 600 people. Many get health insurance and most – like their customers – appear to be commuting over here from Idaho,” the outlet said.
According to NPR, that boom “has quickly become the latest flashpoint in a larger political and cultural battle that’s been heating up since 2020, when a group of Oregonians from the rural eastern side of the state first began circulating petitions about a proposal to secede from the largely blue state and join conservative Idaho.”
Si el formato “roast”, muy común entre comediantes norteamericanos y youtubers, se erige bajo cierto espíritu de “hateo” o “mirada sin compasión”, el “antiroast”, este nuevo formato de El Planteo, pretende poner el centro de la escena a algunos de los personajes más celebrados de la cosmogonía cannábica. Y tirarles la buena.
Aquí no se “asa” a nadie. Al contrario, acá se los “ensalza”.
Por eso, en este primer episodio del Antiroast, le pedimos a diversos amigos de Polita Pepper que nos den su opinión sobre la activista, docente, jurada de copas cannábicas, realizadora audiovisual, feminista todoterreno y viajera incansable.
¿Quién es Polita Pepper?
La mexicana Genlizzie Garibay (conocida en el mundo cannábico como Polita Pepper) es uno de los nombres más importantes, singulares y movedizos de América del Norte.
Después de una larga carrera académica, Polita Pepper dedicó su vida a la ampliación de derechos, al autocultivo, al cultivo comunitario y al desarrollo de las cooperativas y de la producción nacional de cannabis.
Y desde Cannativa, proyecto educativo que lleva adelante junto a un tendal de colegas, promueve sendas tareas de investigación y promoción de la cultura de uso de las plantas medicinales.
“La educación es transformación social, loco”, sentencia.
Polita es, en efecto, una de las personas más queridas en el mundo del cannabis de toda habla hispana.
Como muestra, estos testimonios:
Mariano Duque Velasco (España), activista, rapero, breeder y responsable de BSF Seeds: “Es la que primero se ocupa de ti”
Polita es mi hermana. Una anécdota que siempre destaco es cómo nos conocimos, durante el año 2013 o 2014. Fue en Xoximilco, México, después de la Expo se celebra un evento en el cual fui a dar una charla. Luego estuvimos de fiesta toda la tarde noche. En un momento, me quedé solo, rodeado de “muy buena gente”. Eran horas descontroladas.
Y de repente me metieron dentro de una furgoneta. Yo pensaba que me estaban raptando y… ¡fum! Me llevaron para una casa: era Polita. Ahí arrancó una hermandad de por vida.
Me cuidó, me trató increíble. Me salvó de “una muy gorda”. No sé cómo hubiera podido pasarla. Desde aquella vez, nos vamos encontrando en todas partes del mundo.
Lo que hay que destacar es lo guerrera que es, el conocimiento que tiene sobre leyes, derechos de los consumidores y las mujeres. Es algo increíble, que hay que destacar siempre.
En cualquier sitio que estés, es la que primero se ocupa de ti, de que estés bien, de que te encuentres a gusto, sea o no sea su país. Es una pasada poder compartir con ella y ver todo lo que consiguió. Aparte es una gran antropóloga, que sabe muchísimo de su trabajo, de los pueblos originarios.
Muy Paola (Chile), activista, influencer y directora de Santiago Verde: “Tiene toda mi confianza y mi admiración”
Nosotras somos muy amigas. Es una mina muy copada. Yo siento que la conozco demasiado, muy íntimamente. Nunca nos hemos visto en persona. Nos hicimos amigas en pandemia, para armar una campaña cannábica feminista, y ahí descubrí que era una mina demasiado inteligente, demasiado capa.
Nunca la he visto pero hemos hablado horas y horas y horas por Internet, por videollamada. Siento que la conozco. Tiene toda mi confianza y, también, me siento muy agradecida de la confianza que ella me ha dado a mí.
Polita sabe muchísimo del cannabis y, de verdad, tiene toda mi admiración. ¡Grande Polita!
Facu Santo Remedio (Uruguay), actor, host de Legal e influencer cannábico: “La tengo siempre presente y allá arriba”
De Polita Pepper sólo puedo decir cosas buenas. Todavía no tuve el gusto de poder abrazarla. Cuando empecé a meterme en el cannabis y en el mundo de la comunicación, uno de los nombres femeninos más activos en esta lucha, en esta promulgación de la cultura y en seguir empujando derechos de consumidores y productores, fue el de Polita.
Todo el mundo me hablaba de ella. “Tenés que conocer a Polita, tenés que hablar con Polita”. Y cuando me juntaba con uno que para mí era un gran referente, me la nombraba. Y cuando salí a hablar con referentes de América Latina, todos me hablaban de Polita.
Y al seguir un poco su carrera y empezar a verla, desde la admiración y desde la referencia, la tengo siempre presente y allá arriba. Ojalá se dé ese encuentro y nos podamos abrazar y fumar uno. Polita forever.
Thabata Neder (Brasil), terapeuta especializada en fitoterapia con cannabis y activista: “La admiro muchísimo”
La sincronicidad es una coincidencia maravillosa. Yo estoy aquí ahora en Brasil en la organización gubernamental que fundé y presido para el cultivo de cannabis y su procesamiento. Estoy con Polita exactamente ahora. Ella está sentada haciendo entrevistas, alguna cosa así.
No tengo tantas palabras para decir: es un amor, es mi amiga. La admiro muchísimo. Todo su camino acompañando al cannabis y esa ancestralidad que tiene, me encanta.
VeritoWeed (Colombia), emprendedora y activista: “Es una anécdota en sí misma”
A Polita la sigo, la admiro y la respeto desde hace tiempo. Pero era un personaje con quien, a pesar de tener muchas cosas en común, jamás habíamos podido conectar de cerca. Igual hay cosas en las que sentís que están destinadas a pasar…
Y así fue: sin planearlo y en lugares y momentos que habrían parecido lejanos, empezamos a encontrarnos. Primero fue en Cancún, después en Cali, en Santa Marta, en Montevideo, en Medellín. Y así diferentes ciudades se fueron convirtieron en el escenario de una amistad donde, entretejidas en temas políticos, feministas y cannábicos, surgieron sentimientos de aliento, abrazos de apoyo, memorias íntimas, jalones de orejas y consejos de esos que sólo se brindan a quienes más querés.
Difícil pensar en una anécdota, porque transitar un ratito con Polita es una anécdota en sí misma. Tenemos una hermandad tan bonita en la que, además de compartir unos humos y ciertas posiciones frente a la vida, nos brindamos un apoyo, una complicidad emocional ante momentos de euforia, risas, tristezas, corazones rotos y almas satisfechas.
Con Polita simplemente prendemos un porro, bailamos cumbia y aprendemos juntas a soltar y a repetir nuestro mantra: “Que se caiga todo lo que esté flojo”.
Foto por Javier Hasse
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El paso de la pandemia coronó a las redes sociales como el principal espacio público de socialización y la apertura de nuevos canales masivos de comunicación aceleró la discusión de la legalización de la marihuana.
Los conocimientos que antes eran anecdóticos, relegados a alguna página de una publicación específica, ahora se consiguen al instante. De bandera contracultural a “santo grial” de la cultura wellness y “el soltar”, ahora, el cannabis como concepto significa algo más que chalas. Se vuelve líquido y permea en sectores que antes le resultaban vedados.
A diferencia de otras hierbas medicinales, el cannabis está en boca de todos. Difícilmente veamos una línea de ropa o una película sobre la lavanda o el cedrón. El cannabis se transformó en una estrella pop.
Si bien nunca antes hablamos tanto de cannabis, su popularización no viene libre de formatos que condicionan la forma en que hablamos de cannabis. “Las redes sociales están orientadas a la captura de datos, y pueden ser muy restrictivas para el cannabis a través del ‘shadow banning’ y el bloqueo de cuentas”, explican sucintamente desde Cogollos del Litoral, una página que enseña a cultivar cannabis regenerativo.
Para Chris Roots, conocido productor audiovisual, desde la comunicación en redes sociales se debe hacer énfasis en las propiedades de la planta de marihuana entera y “no solo hablar de CBD”.
“A veces se segmenta el mensaje en un juego de palabras que confunde. Por ejemplo, mi mamá me dice feliz que compró crema con CBD pero se preocupa por el [consumo de] porro. Esa segmentación desde la comunicación hace que no se vea como una misma planta”, agregaCogordos, un comunicador que enseña a cultivar con suelos vivos.
Se refieren, así, al riesgo de asociar al cannabis “bueno” con el CBD y, en ese ejercicio, despolitizar la discusión de su legalización. Es decir, olvidar los intereses que se disputan en la regulación del cannabis y desconocer el efecto negativo de la guerra contra las drogas.
Entonces, si el tema no es solo hablar de cannabis sino, más bien, el “cómo” hablamos de marihuana en redes sociales, ¿cómo comunicar una idea de legalización incluyente? ¿Cómo seguir cambiando la opinión pública? ¿Podemos hacerlo aún mejor?
¿Cómo hablamos de marihuana en las redes sociales?
“Como comunicador creo que la legalización avanza por el lado de la naturalización del cannabis. Deje de generar contenido gracioso.Me encantan los memes, pero una persona que no entiende ve un meme y piensa que el cannabis te deja colgado pensando cualquier cosa. La legalización viene con la información haciendo que las personas aprendan más sobre el cannabis y digan ‘ah me doy cuenta que no era como yo pensaba’”, suma Santa Tuca.
“Mientras el público sea más diverso, mejor. Trascendiendo la comunidad cannabica para que la cultura se expanda lo más posible”, comenta María Luz Juliano de Flow de Neptuno. Y, de hecho, Roots también está en eso.
“Estoy trabajando en llegar a un público más femenino y más grande. Mi formato preferido es el de tutorial y siempre con perspectiva educativa, todo hecho en casa”, sigue Roots, que considera además poner énfasis en la generación de empleo, los beneficios medicinales mediante la expansión de la oferta de productos y los beneficios para el medio ambiente que conlleva su cultivo.
“Sigo métricas y trato de chequear estadísticas. Una de las cosas que más hago es generar reels, para mi la nueva TV. Hacés zapping mirando reels, algo llamativo, didáctico y rápido”, explica Roots y se explaya: “Estamos hablando de una industria que es mano de obra intensiva. Y nosotros, aunque sea en un indoor chiquitito, estamos aprendiendo”.
“Hay diferentes formas de comunicar y estamos en el momento clave de hacerlo bien, sobre todo si estamos conectando gente que no conoce de cannabis. Es momento de cubrir lo industrial, abrir el abanico de posibilidades. Apuntar a los prejuiciosusando el humor y la creatividad, para generar un mensaje positivo dentro de lo negativo, que son los estigmas arraigados”, agregan desde Radio Cannabis, un medio autogestivo que cubre “la fusión de la contracultura con la cultura popular”.
“La forma de comunicar es mostrar que el cannabis lo usa gran parte de la sociedad y suma muchísimo a la calidad de vida”, suma María.
“Se nos censura a todos los medios cannábicos, hacemos magia para subir un post y, a pesar de eso, es el lugar por donde más discusión tenemos”, destaca Agustin, uno de los productores de Canal 420 un medio platense que sale por Radio El Botellón, y que cuenta con la participación de Cocos en Lugares y la Duquesa Cannabica.
‘La importancia política de enseñar a cultivar’
Las redes conectan pero, también, atrapan. “Hay tensiones, normas que limitan el avance de la cultura. De ahí la importancia política de enseñar a cultivar”, afirman los Cogollos. “La llegada de las redes sociales ayudó mucho a que lxs cultivadores salgan del closet y se animen a compartir lo que saben. Facilitan el aprendizaje, las conexiones entre colegas y abren la posibilidad de ‘ver qué es lo que pasa afuera’”, explican desde Cannabunker, una página especializada en cultivo sin químicos.
Además, la redes contienen ante una caída. Y de contención, la comunidad cannábica sabe mucho. En la clandestinidad se tejieron vínculos solidarios entre cultivadores que han permitido el acceso a la salud y el cuidado a poblaciones excluidas y estigmatizadas. Así, el autocultivo como cultura y vínculo social asume un papel fundamental en la normalización de la planta.
“En la comunidad cannabica hay un intercambio horizontal. Los cultivadores comparten su información porque lo tiene inscripto también en su manera de trabajar. No se puede hacer y decir y vivir y pensar de manera horizontal y agruparse de una manera vertical donde hay un monopolio”, explica Cogordos.
“A la hora de hacer contenido pienso en moderar la curva de aprendizaje de gente que todavía está aprendiendo lo que es el cannabis”, cuenta El Primo, un cultivador y comunicador que desde Radio Nacional Rock junto Mex Urtizberea trata de “llegarle a la gente adulta a tener su primera experiencia, desestigmatizar e ir masificando el cannabis en distintos estratos sociales”.
“Para mí, el mejor argumento es transformar el lenguaje técnico a cuestiones más mundanas, entender con quién hablo. Bajar al llano”, agrega el Primo.
“Es chocante de un día para otro encontrar que hay otra manera de cultivar, consciente, que permite alcanzar mejores resultados que con fertilizantes químicos, que nos enseñaron que teníamos que usar. La naturaleza tiene todos los insumos que necesitamos. [Eso] es bastante contestatario…”, suman desde el búnker abonando la idea de la importancia política del autocultivo.
“Nuestro foco está puesto en la calidad del contenido. El crecimiento del público de manera orgánica y darles valor agregado. La mejor manera de comunicar es mostrar transparentemente lo que hacemos día a día y acompañar paso a paso a los cultivadores que están empezando”, afirman desde Cannabunker.
Tenemos Ley de Cannabis Medicinal e Industrial: ¿Y ahora?
De las marchas a los titulares, el cannabis de a poco se va formalizando. Por estos días, la inserción de los cultivadores de cannabis en la nueva industria depende, en gran medida, de la reglamentación de la Ley de Cannabis Medicinal y Cáñamo Industrial 27.669 sancionada en abril de 2022.
“Si bien la Ley está bien, debería haber leyes que le permitan al pequeño productor generar su modelo de negocios del cannabis. Las empresas grandes tienen la espalda para exportar pero la gente que viene laburando desde abajo deberían tener una oportunidad igualdad de condiciones para mostrar su producto”, explica la Santa Tuca.
Si bien el marco legal actual no libera a los miles de presos y presas por cultivar cannabis, abre una hendija por donde puede aflorar una industria solidaria y equitativa.
“Cuando apareció Mamá Cultiva Argentina, la gente hizo un click. Hubo un cambio en la comunicación, cannabis medicinal no es droga, y en EEUU pasó algo similar: cuando vivía allí en el 2000, me llegó el rumor de que había un pueblo donde un médico te recetaba cannabis. Fue el inicio del cannabis medicinal. Vine en 2004 y volví en 2010 y había más dispensarios que Starbucks. Fue un boom del cannabis medicinal. Los dispensarios medicinales explotaron y se hizo hiper visible”, explican de primera mano desde Cultitech, un equipo de comunicadores que enseñan a cultivar con poco en espacios reducidos.
“Es necesario que se expandan los márgenes del REPROCANN, que la información sea clara y que el registro de las variedades sea más dinámico. Poder vender cogollos de manera regulada. Un esquema simple sería habilitar los clubes de cultivo con un sistema simplificado que permita que la gente tenga incentivos para volverse legal”, desgrana el Primo.
“La regulación de la planta tiene que ser integral y para todos. Es el único modelo que va a permitir posicionar a la Argentina con un modelo productivo competitivo y va a dar lugar a que todxs los pequeñxs productores que hace años militan esta causa tengan un espacio en la cadena de valor. Sentimos que el mejor enfoque que podemos comunicar es el de acompañar todas las regulaciones que vayan saliendo e impulsarlas. Sea cual sea la herramienta que nos den, cada una es una batalla ganada”, agregan desde Cannabunker.
“La ley tiene potencialidad de abrir la industria, la cadena de valor. Espero que no lo regulen bajando los niveles de THC que es fundamental para el cannabis medicinal. Veo que se pueden regular los dispensarios a partir de ese momento y estoy esperando eso, que se la jueguen por abrir el juego al mercado interno”, completa Cultitech.
Maria, que considera fundamental el desarrollo de la industria nacional, destacó que todavía “hay grises legales, pacientes autorizados para uso medicinal que están siendo detenidos y falta capacitación de la policía y del sistema judicial”.
Desde Canal 420, afirman que la campaña por la legalización del uso adulto no avanza cuando se afirma que “no estamos listos para el uso adulto” mientras se hace “negocio con cannabis que es legal gracias a la lucha de consumidores y consumidoras”.
“Quieren separar la lucha, entre industrial y medicinal. Nosotros lo ponemos en discusión en el canal para que no se fomente un negocio que deje afuera a las personas que lograron que sea legal. Esperemos que el nuevo debate sobre el uso adulto tenga en cuenta esto y esperamos que se reglamente ya la ley de cannabis medicinal e industrial”, dice Agustin.
En sintonía, concluyen desde Radio Cannabis: “Con respecto a la Ley de cannabis medicinal, yo estoy en el bando de la descriminalización no de la legalización. Es decir, que el estado te diga cuánto, cómo y dónde consumir cannabis. Un acto de paternalismo total pensar que vamos a hacer algo contrario a nuestro organismo. Hay enfoques diferentes, sobre cómo usar la planta. Quiénes usan toda la planta y quiénes usan los cannabinoides, como el CBD, muchas veces laboratorios. Hay que prestar atención a los pequeños productores, al autoabastecimiento, hasta que se pueda tener como un helecho en casa”.
La foto de portada de “Marihuana y Redes Sociales: 10 Comunicadores Hablan del Presente y Futuro de la Planta” fue realizada con ayuda de una IA.
Executives from a Massachusetts-based cannabis company dressed in colonial garb aboard a ship in Boston Harbor on Wednesday to protest an IRS rule that requires regulated marijuana companies to pay taxes that are significantly higher than businesses in other industries. The demonstration, which evoked the legendary Boston Tea Party at the same site 250 years ago, was orchestrated by licensed cannabis company MariMed to protest 280E, an IRS tax rule that is the bane of state-legal cannabis companies from coast to coast.
Lucas McCann, the chief science officer and a co-founder of cannabis compliance consulting firm CannDelta, explained how the IRS rule that prohibits most standard business tax deductions affects companies in the regulated cannabis industry.
“Section 280E of the Internal Revenue Code is a daunting hurdle for cannabis businesses, including retail dispensaries. In short, 280E is a code used to make cannabis businesses less profitable by making them pay more of their overall profits in taxes,” McCann, who was not involved in Wednesday’s protest, writes in an email. “Rooted in the 1980s, this outdated tax legislation was crafted to prevent drug dealers from claiming any business expenses on their taxes. In a modern twist of coincidence, today’s cannabis businesses operate legally under state law but are still treated as illicit businesses, federally speaking, because cannabis is still listed as a Schedule I substance.”
Protest Evokes The Boston Tea Party
Wednesday’s protest re-enacted the famed Boston Tea Party of 1773, when colonists protested high taxes levied by the British Crown on tea shipped to the New England colonies. In an act of independence-minded defiance, members of the group the Sons of Liberty, some disguised as Native Americans, boarded ships moored in Boston Harbor and dumped chests of tea into the water to protest the high taxes.
MariMed’s demonstration resurrected themes from the protest 250 years ago, this time featuring executives from the company dressed in period clothing aboard the Liberty Star, a schooner adorned with banners protesting 280E. Brandishing boxes emblazoned with the word “weed,” the costumed protesters shouted slogans as they boarded the ship and heaved the chests into Boston Harbor. In a statement, the company noted that the boxes were empty, made of natural wood and promptly retrieved from the water.
“As a Boston-based multi-state cannabis operator, MariMed protested in a way that would make the company’s Patriot ancestors proud – by paying homage to the most famous tax protest in history during the year of the Boston Tea Party’s 250th anniversary,” the company wrote. “By shining a light on Section 280E’s negative financial impact on legal cannabis operators, MariMed hopes to effectuate policy change geared towards industry growth and advancement.”
Jon Levine, the CEO of MariMed, said that the demonstration was a way to draw attention to the tax rules, which negatively impact patients and consumers and threaten to cripple businesses in the regulated cannabis industry. He also called for an end to 280E for businesses operating in compliance with state law.
“Section 280E is unfair and hampers companies striving to make cannabis accessible for consumers and medical cannabis patients in all legal states,” Levine said in a statement from MariMed. “It should be repealed. Doing so would remove an obstacle to our mission to improve people’s lives every day through cannabis.”
But eliminating the tax rule is easier said than done. A legislative repeal of the rule is required, but so far, bills to reform the federal government’s policy on cannabis have not specifically addressed 280E. The comprehensive legalization of cannabis would make the rule a moot point, but that solution is unlikely to come anytime soon.
“There are several bills that have been floated in D.C., but none to our knowledge that includes language about eliminating 280E,” Levine said in a statement to High Times. “The most likely path to the elimination of 280E is for cannabis to be rescheduled or de-scheduled altogether. President Biden has asked the Department of Health & Human Services for an opinion about that, but nothing’s happened yet. Just another example of the slog in D.C. as it pertains to federal cannabis reform.”
En el corazón de Argentina, se encuentra un club de cultivo, un espacio de experimentación y creatividad llamado Flowers and Terps. Este club no es sólo un lugar de trabajo, sino también una pasión compartida que convierte el arte del cultivo de plantas en una forma de vida.
“Estamos en el club de cultivo, Flowers and Terps en Argentina. Vamos a visitar un poco las instalaciones”, dice Javier Hasse de High Times en el video de la visita al cultivo. Al cruzar el umbral, uno puede oler el aroma fresco de las plantas y notar el murmullo constante de un ecosistema en funcionamiento.
El club es conocido por su meticuloso proceso de selección, en el que cultivan y cuidan varias genéticas, algunas de las cuales se han convertido en “keepers”, o clones que han sido seleccionados para ser trabajados en el futuro. “Acá tenemos parte de las madres que seleccionamos. En este sector hacemos lo que es phenohunting y después hacemos la primera parte del vegetativo antes de entrar a la sala de flora. Acá es de donde salen todos los clones y las selecciones nuestras”, explica Mau, dueño del club.
La sala de flora es un espectáculo alucinante, donde los cultivadores observan y ajustan cuidadosamente las condiciones para cada planta. “Estamos en la sala de flora donde en este momento estamos en semana 8. Tenemos acá 5 genéticas, de las cuales 3 ya son ‘keepers’, o sea, clones que ya están seleccionados que vamos a trabajar. Los equipos son de 650 watts, estamos en fibra de coco macetas de 10 litros, riego por microdripping, ósmosis inversa”, detalla nuestro guía.
La sala de flora es un espectáculo alucinante, donde los cultivadores observan y ajustan cuidadosamente las condiciones para cada planta. “Estamos en la sala de flora donde en este momento estamos en semana 8. Tenemos acá 5 genéticas, de las cuales 3 ya son ‘keepers’, o sea, clones que ya están seleccionados que vamos a trabajar. Los equipos son de 650 watts, estamos en fibra de coco macetas de 10 litros, riego por microdripping, ósmosis inversa”, detalla nuestro guía.
El club está particularmente orgulloso de su selección, Fancy x Don Rouch, que ha sido meticulosamente desarrollada a lo largo de los años. “Acá tenemos lo que es la Fancy x Don Rouch, es una selección que hicimos hace ya unos pares de años. El feno grisaceo es el más watermelon, es el que estamos trabajando para las extracciones y la rosada es la que el Roque usó como imagen para hacer la joya de la misma genética, que tiene resina, tiene terpenos, tiene buena producción”.
Flowers and Terps no solo está centrado en el presente, sino que siempre está buscando el futuro. “Ésta es la última selección que hicimos, que es una Greasy Monkey. En una primera instancia, nos gustó por la resina y en esta pudimos trabajar en el lavado y las temperaturas más frías. Las resinas así que creo que va a ser un clon que va a dar también que hablar”, reflexiona Mau.
En este club de cultivo, cada día es una oportunidad para aprender, experimentar y crecer. La entrevista completa con Mau, pronto, en elplanteo.com
Este especial fue posible gracias a la Fundación Gabo y el Fondo para investigaciones y nuevas narrativas sobre drogas.
Lelen Ruete
Fotógrafa y Fundadora Copa Canguro
Uruguay
Quienes hayan tenido acceso a una operación de cultivo legal de cannabis seguramente habrán sufrido el síndrome de Stendhal, sobrellevados por la belleza natural de centenares de plantas creciendo en simultánea, moviéndose al vaivén del viento que sopla entre sus hojas. Pero para una fotógrafa como Lelen Ruete, significó aún más. Fue una epifanía. “Venía de trabajar en el mundo de la moda, retratando editoriales y haciendo trabajo comercial. Fumaba porro como cualquier persona de la vida, pero no tenía una relación específica con la marihuana,” dice Lele, “Hasta que me invitaron al Club Cannábico Punta Collective. Había plantas con perfiles únicos que necesitaban ser retratadas.” Ese día se abría un nuevo mundo visual que resultaría en una nueva pasión, redefiniendo su enfoque de vida.
“Comencé a sacarle fotos a diferentes variedades de cannabis; pasaba días con ellas, analizando cada parte que las componía. Pronto sabía diferenciar una de otra dependiendo de cómo se veían,” dice Lelen. “Las conocí de cerca y encontré mis preferidas: la 24K, la Chocolope y la Sour Diesel. Cada planta me sorprendió con vetas púrpura, naranja, y un amplio espectro que iba de verde oscuro a verde claro.” Sus fotos pintan paisajes surreales que reflejan esta amplia variedad de colores y texturas; aún si uno está en contra del cannabis es imposible negar la belleza botánica que plasman sus imágenes.
El profesionalismo de su trabajo se nota en cada especie capturada, pero hubo un momento en su vida que Lelen dudó de su carrera como fotógrafa. “Tuve mi primera cámara a los siete años; me dedicaba a hacer experimentos para entender cómo funcionaba el tema, pero nunca lo vi como una profesión. Decidí estudiar publicidad, pero andaba aburrida y me metí a un curso de fotografía para distraerme,” dice Lelen. “Mi madre decía que tenía talento y que a eso me dedicaría.” Animada a explorar ese estilo de vida, Lelen contactó al diario La Nación y les pidió una reunión para mostrar su portafolio. “Me mostraron fotos de reporteros que cubrían protestas y me dijeron que no me veían en esas. Yo tenía 17 años y quedé totalmente desanimada luego de ese encuentro”.
Por fortuna, la vida se aseguraría de que no se rindiera. “Un día fui a la oficina de mi padre y el fotógrafo de moda Javi Álvarez estaba ahí. Le mostré algunas fotos y le gustaron. Me invitó a trabajar con él; me presentó a todos sus amigos y a la comunidad artística de Buenos Aires—me tenía mucha fe”. Fue así como Lelen Ruete aprendió a usar los lentes y equipos de iluminación de alta gama que le serían útiles años después. “Poder entender la luz y manejarla a tu parecer es lo que le da profundidad, textura y volumen a mis fotos. La luz natural también resalta las características de las plantas; yo las elijo dependiendo de lo que esté buscando inmortalizar. Pero siempre me dejo sorprender—no solo por la iluminación, sino también por las plantas. Las de cultivo interior versus exterior; son como el fisicoculturista y el surfista fit. Unas más controladas, otras más silvestres. Me gustan todas; lo lindo está en la variedad.”
La incorporación de Lelen Ruete a la Copa Canguro
Inevitablemente, Lelen acumuló tantos contactos y conocimientos que una mayor participación en la industria uruguaya se daría naturalmente. En el 2016 nació la Copa Canguro, un evento fundado por Diego Guigou y Emiliano Fernandez, donde representantes de la cultura cannábica nacional se juntan para exponer su trabajo y el fruto de sus cultivos, buscando llevarse el galardón a la mejor flor, la mejor extracción con solvente, y el mejor rosin hash, entre otros premios. Lelen comenzó a participar como fotógrafa en el 2018, y desde el 2019 se unió al equipo como organizadora. “Hay mucho conocimiento en Uruguay. Veo las mejores flores del país en la Copa y realmente me impresionan,” dice Lelen. “Hay gente que cuida un par de plantas específicamente para participar. Ganar el trofeo ayuda a los clubes a elevar su estatus; los cultivadores se lo toman muy en serio”.
Aunque no participa directamente como jurado, Lelen tiene acceso a cada una de las flores, detallando sus propiedades visuales y organolépticas a través de su cámara. “Es una oportunidad para conocer el sistema de un ser vivo único; me encanta ver cómo reaccionan a diferentes elementos—incluyendo la forma como nos relacionamos con ellas,” continúa Lelen, subrayando el hecho de que, como toda persona biofílica puede confirmar, comunicarse con las plantas es parte del proceso de conectar con ellas. “Les hablo mientras les tomo una foto; las acaricio. No solo a las de cannabis sino a todo tipo de plantas. Con seguridad las plantas sienten. Lo percibo en la vibración. Son más evolucionadas que nosotros.
Con más frecuencia, Lelen busca la forma de conectar sus dos pasiones de la moda con el cannabis. A veces con ayuda inesperada, como fue en el caso de su laboratorio de impresión; los dueños la convencieron de plasmar sus imágenes en pañuelos de seda, resultando en una prueba elegante y a la vez un banderín del movimiento, un tipo de activismo glamoroso que también tiene cabida en la reforma de percepciones y políticas públicas. “Mis fotos buscan cambiar la estética del cannabis y desestigmatizar al consumidor. Son una manera de hacer activismo, una forma de recalcar que la planta ha sido parte esencial de nuestra historia latinoamericana, de nuestra cotidianidad,” dice Lelen. “Me gustaría hacer una campaña en la que los modelos salgan fumando; ojalá saliera en Vogue. Sería una forma de reconocer al cannabis por lo que es; una planta cargada de libertad y diversidad.” Sacar fotos de las plantas se ha convertido en una fuente laboral y a la vez en una herramienta de expresión.
Hace algunos años, si alguien le hubiese preguntado a Lelen qué hacía en la vida y su respuesta hubiera sido ‘tomar fotos cannábicas’, muy probablemente habría generado cierta incomodidad. Hoy en día podría clasificar como el trabajo soñado de muchos. Y su carrera demuestra que el éxito llega cuando uno logra sintonizar con la intuición y seguir una pasión. “Más que nada, creo que poder manejar nuestro tiempo es lo que nos hace exitosos. Tener flexibilidad para lograr lo que te propones sin tener que ceñirse a los estándares de otros. Estoy en un lugar increíble de mi vida; me muevo con fluidez entre familia y trabajo, dedicando mi energía a ambos sin tener que sacrificar nada.” Será solo cuestión de tiempo antes de que alguna de las grandes casas de moda llamen a Lelen para colaborar en una editorial; entretanto, ella seguirá reinterpretando la cultura cannábica a través de la creatividad —con la libertad de hacerlo a su propio ritmo.
Lelen Ruete
Ilustración cortesía de Chya Taller // Fotos por Lelen Ruete
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Fisiocrem Cannabis: ¿Funciona Para el Alivio del Dolor y el Cuidado de la Piel?
El marco jurídico del cannabis es cada vez más amplio en Argentina y la abogada Victoria Baca Paunero se predispone a explicar claramente cuáles son los ítems que vuelven más complejas las discusiones de hoy en día, en torno al mundo cannábico.
Cómo es el sistema regulatorio, cómo funciona el mercado ilícito y qué impactos concretos hay en el sistema carcelario y judicial bonaerense son sólo algunas puntas a abordar para dar un panorama general de los grises en los que está sumido el cannabis en el país.
Baca Paunero es integrante de la Asociación civil Centro de Estudios de la Cultura Cannábica (CeCCa), que tiene convenio con instituciones educativas y con otras áreas del estado. Allí realizan formaciones en temas relacionados con políticas de drogas, lo que los lleva a estar presentes en diferentes universidades, como la de Quilmes y la de José C Paz, entre otras.
¿Qué pasaba en Argentina con el cannabis en el 2013?
En la actualidad, en conjunto con la Universidad Nacional de Quilmes, la abogada se encuentra organizando junto a un equipo especializado una serie de jornadas internacionales en conmemoración a los primeros encuentros universitarios (que datan de 2013) donde se habló de cannabis. Ya está en proceso la reedición con un cuerpo de expositores, que hablarán del 1 al 3 de agosto, con invitados internacionales, ponencias y talleres.
“Yo no hablaba de cannabis en 2013. Pero, quienes organizaron las jornadas de la UNQ sí, hasta llevaron una planta para mostrarla. Había científicos que intentaban desmitificar prejuicios y cuestionar la guerra contra las drogas, como política pública”, contó Baca Paunero. Además, explicó que mucho de lo que se decía en aquel tiempo se sigue hablando todavía, como la reducción de daños. Pero las voces se han ampliado, incluso con perspectiva de género, algo que ella y sus colegas introdujeron en el debate.
En 2012 había una movida importante en cuanto a la discusión de la Ley Penal de Drogas. “Estaban los proyectos de ley que habían escrito Diana Conti con Gil Lavedra de un proyecto de Aníbal Fernández”, mencionó la entrevistada, quien también recordó que “era un momento donde estaba en discusión en la agenda pública la Ley Penal de Estupefacientes”. Entonces, la jornada de 2013 enmarcaba los tiempos que corrían.
¿Está mal decir que el cannabis es una industria?
“No existe una industria que abarque todo el cannabis, existe un mercado ilícito, regulado ilícitamente, que es la ley de la selva. Aunque sí existe una industria medicinal, solo que falta la regulación”. Según Baca Paunero, de industria “no tiene nada” porque no hay una producción real seria y estandarizada, fuera de lo medicinal. “Hay un tipo de producción artesanal de diversos productos, que algunos son buenísimos, pero otros son una estafa y no hay manera de saberlo”, desarrolló la entrevistada sobre su postura.
Ese es el gran problema que persiste: “En un marco irregular no hay reglas de juego respecto a los precios, es salvaje la competencia”, declaró la profesional, que duda de que exista lealtad en la competencia económica. “Cuando se hacen negocios, se hacen negocios, con esto o con lo que sea. No importa si tiene una perspectiva de derechos humanos”.
La situación del cannabis en Argentina
“Lo que sí está regulado en Argentina, eso tiene una perspectiva clara”, expresó. Ahora bien, lo que repite que falta es la Ley de Regulación Integral que permita discutir una industria.“No podemos seguir discutiendo presos, eso tenemos que poder dejarlo atrás para pasar a otra cosa”, manifestó con deseos ampliar lo que se debate, que hoy no puede hacerse si no existe como tal.
El marco regulatorio que sí existe es para una industria de cannabis medicinal y de cáñamo. Pero también se enfrenta a un obstáculo: “Hay un hilado fino de reglas de juego que todavía no se sabe cómo van a funcionar”, compartió la entrevistada, separando lo regulado por las leyes 27.350 y 27.669 de lo que falta, que es una regulación integral que abarque todo.
En una situación hipotética donde la reglamentación es clara y en la que existiera la posibilidad de pedir licencias, el desafío que enfrenta el sector, según Victoria Baca Paunero es, en primer lugar, la coyuntura económica complicada. “Los cooperativistas y pequeños empresarios, en general sin apoyo financiero del estado y sin acceso a crédito, es difícil que puedan desarrollar algo desde cero”, comunicó.
Insumos importados como maquinaria, estándares de testeo, semilla de cáñamo; reglas de calidad y eficacia de productos y lo que certifiquen ANMAT, SENASA, INASE o la ARICCAME son otros desafíos que se tendrán que abordar de alguna forma. “El que hoy tiene la capacidad para hacer un desarrollo en la clandestinidad de un producto final que pueda ser usado o encuadrado en el marco de la Ley 27.669, igual lo va a tener que adecuar a estándares de calidad. Sino, no lo puede poner en una góndola”, explicó la entrevistada y advirtió que la gente va a tener que ir a esos controles.
“No lo van a poder vender sin ese certificado, como no se puede vender nada sin eso, que pueda tener un impacto en salud, ni comida, ni medicamentos, ni cosmética”, aseguró ante el hecho de que va a tener que ser algo adapten y que no sucederá precisamente de un día para el otro.
Todavía hay muchas preguntas por responder
A pesar de que hay un tema relacionado con la coyuntura económica y los recursos financieros para poder insertarse en un nuevo sector productivo, de que también hay una problematización que engloba pasar de un estándar casero a una constatación de calidad estandarizada, quedan más cosas en el tintero.
¿Cuáles? Va una de ellas: “Lograr que la gente también pueda hacer, porque no es la idea dejarlos afuera. El Estado tampoco les puede imponer tantas reglas por cumplir, hay que buscar un equilibrio complicadísimo”, añadió la abogada.
El otro tema es ver cómo se regulan los precios.“En el mercado ilícito, la ilicitud generalmente sube los precios de las cosas. Si vos querés vender un aceite a 15.000 pesos nadie te lo va a comprar. ¿Qué va a pasar ahí? ¿Cómo se va a readecuar el sistema de precios? ¿Y las cargas tributarias sobre el sector?”, cuestionó Baca Paunero sobre los temas que ve con base jurídica.
Un llamado a la información para usuarios del porro
En muchos aspectos, la desinformación sobre el cannabis es profunda. “Hay gente que cree que está haciendo algo legal, porque hay una tendencia a transmitir un mensaje de ‘hagan que es legal’, cuando no lo es. Debe haber gente convencidísima de que lo que está haciendo, está habilitado y no lo está”, dijo tratando de transmitir que cualquiera se puede encontrar un problema penal tremendo.
“Anda a explicar que no sabías, cuando hay una ley que dice ‘esto no se puede’ o ‘esto tiene esta pena’. Hoy la multa por tener para vender es 780.000 pesos, la multa mínima con 4 a 15 de cárcel. No podés decirle al juez ‘yo no sabía’”, explicó la entrevistada, demandando el riesgo en el que se encuentra la población. “Yo tengo recursos para defender eso, pero el problema es que el que está preso mientras tanto es otro. No es una pavada que te metan preso. Las redes sociales no son para informarse jurídicamente”.
Si bien hay fallos como el de Sebastián Arriola, que sentó un precedente, no significa que se haya modificado la ley. “No es un derecho que se ganó”, aseguró. Sin embargo, la abogada dejó claro que es una ridiculez que se siga metiendo preso a un tipo porque tiene un porro: “Es un gasto de recursos y una hipocresía total”.
Que siga habiendo una perspectiva hipócrita en el sistema penal de lucha contra las drogas, que persigue consumidores o personas en situación de uso, y que no se entiendan dinámicas del uso personal genera que, en vez de proteger la salud, la pongan en riesgo.
Pero también, personas desinformadas se ponen en riesgo, porque: “El uso medicinal se puede justificar, pero lo que se justifica por el lado de la libertad es otra pelea. Si vendés faso no hay protección posible. Si te toca, te toca, es una ruleta rusa con una ley penal y una política de aplicación. Con el REPROCANN te podés cuidar, pero si vendés te van a investigar igual y te pueden meter preso”, aclaró Baca Paunero.
Evitar problemas de interpretación legales puede ser más fácil conociendo, aunque sea de forma mínima, el aparato jurídico del Estado o, al menos, revisar si uno está avalado por lo que cree que lo avala o no.
Así las cosas, miradas como la de Victoria Baca Paunero permiten cuestionar lo que se cree como cierto sólo por estar en un medio de comunicación o en una red social y empujan, también, a dejar de dar por sentado lo que dicen leyes que aún no se han reglamentado.
In the 19th century, French revolutionaries gathered in salons to talk politics and philosophy. In 2023, a group of Chicago medical professionals meet at Billy Corgan’s whimsical tea salon, Madame ZuZu’s Emporium in Highland Park, IL., to talk psychedelics.
Once a month, over cups of exotic tea and plant-based pastries, Madame ZuZu’s is abuzz with conversations about ketamine therapy, psilocybin treatments, dosing, trip-sitting, legislation, and more. The Chicago Med Psychedelics Group (as they call themselves) are a spirited bunch of practitioners whose health backgrounds zigzag across mainstream medicine and beyond: the group counts nurse practitioners, psychotherapists, internal medicine specialists, university medical directors, and cannabis pharmacologists among its nine core members.
Like any good grassroots movement, the Chicago Med Psychedelics Group came into being to kickstart change at a local level.
“Psychedelics hold a lot of potential benefits and pitfalls in helping push healing to the next level. However, we still have much to learn,” says Leslie Mendoza Temple MD, Medical Director of the Integrative Medicine Program at the NorthShore University HealthSystem and Clinical Associate Professor of Family Medicine at the University of Chicago Pritzker School of Medicine.
“I knew there was a community of early adopters, and I felt we should put our heads together to help promote a rational, balanced way to share knowledge on the science and logistics of this large class of substances.”
Summer 2022 saw Mendoza Temple browsing the MAPS website and connecting with David Schwartz, a fellow Chicagoan, licensed clinical professional counselor and psychedelic integration psychotherapist. They met, hit it off, and began inviting others to join them.
“We started growing the group because I just wanted to know, who am I going to refer to [with questions about psychedelic medicine or treatments]?” explained Mendoza Temple.
“I want to know where I’m sending patients. That’s an integral part of all of this: who do you trust, and who can be a space holder for these experiences? The psychedelic community is being built from the ground up by microcosms like ours.”
Members are drawn to join the close-knit community for a number of reasons. All want to connect with other like-minded professionals; some hope to expand their awareness of psychedelic medicine, and others want to merge firsthand psychedelic experiences with their professional expertise to support patients.
For Katie Sullivan, a family nurse practitioner and founder of Modern Compassionate Care, a life-changing psilocybin experience crystallized her desire to become an advocate of psychedelic treatment. Sullivan became a widow when her husband, a U.S. Marine, died at age 30 following exposure to burn pits during service in Iraq.
“Coming out of that experience, I was a young mother of a 3-year-old who was deeply traumatized and living with a significant amount of survivor’s guilt,” she explains.
Sullivan tried therapy, support groups, meditation and EMDR to help manage her grief and PTSD. While they helped reduce some of her pain, a deep well of grief persisted. So she turned to psilocybin.
“I spent time consciously preparing for my solo trip and then went on a journey inside to meet the pain that I couldn’t release.”
Sullivan reflects that her psilocybin journey provided catharsis and a new perspective that allowed her to let go of the burden of guilt she’d been carrying. It’s now been six years since that single transformative trip. Sullivan describes it as one of the most significant moments of her life, spurring her to become involved with psychedelic advocacy. She counts the support she receives from the Chicago Med Psychedelics Group as invaluable, since she now offers ketamine therapy treatments in her clinic.
“I really wanted to be part of a community of providers and clinicians that I could turn to. This is a new space, and I want to be ethical, safe, and provide really good education for people,” she says.
For David Schwartz, involvement in the group was another step towards embracing a psychedelic-friendly professional persona.
“In my public-facing role now, I’m open about providing preparation and integration for psychedelic therapy, ” he explains. “So that’s one way I’ve decided to step out of the psychedelic closet.”
Schwartz is also happy to speak with curious clients about his personal experiences with psychedelics.
“I think it’s an important part of this type of work and advocacy to also normalize the benefits of these medicines,” he said. ‘I eventually decided that my psychedelic experiences mean that I have a responsibility to be a source of information and conduit for people who want to talk to someone openly.”
When the group descends upon Madame ZuZu’s for their monthly meeting, it’s high vibes with everyone chatting enthusiastically about new research findings, events, conferences, and personal or professional experiences.
“There’s so much conversation going on and so much excitement,” said Schwartz. “Everyone just wants to talk, share, ask questions, and connect.”
Special guests occasionally join in, ushering their unique area of expertise or perspective into the fold. Last month Billy Corgan stepped out from behind ZuZu’s tea counter and sat down with the group to debate whether U.S. society was ready to handle complete psychedelic legalization.
Other meetings have included guests such as Jean Lacy, founder of the Illinois Psychedelic Society, Anne Berg of the Psychedelic Pharmacists Association, and Rachel Norris MD, the owner and operator of ketamine-focused clinic Imagine Healthcare in Chicago. The airy art-deco emporium of Madame ZuZu’s is the ideal space holder for this eclectic, knowledge-hungry bunch who are pumped to meet with like-minded individuals.
However, beyond the thrill of connecting and learning, there’s also an awareness of contributing to the changing legislative landscape in Illinois. In January 2023, Illinois legislator La Shawn Ford introduced the Compassionate Use and Research of Entheogens Act, or the “Illinois CURE Act”. If passed, this act would regulate and license the provision of psilocybin products in Illinois. At this stage, while the bill is still under consideration, events promoting debate and education around psychedelics can help to play a role in promoting awareness.
Some Chicago Med Psychedelics Group members have become involved with sister groups, such as the Illinois Psychedelic Society, to share educational resources and further the cause. Leslie Mendoza Temple, Lisa Solomon, and Karolina Mikos MD will participate and present in panels at the Illinois Cannabis and Psychedelic Symposium in late September. Other group members have lined up to join in discussions at the upcoming Illinois Psychedelic Society Summer Networking Mixer, which will welcome 300 people. The last mixer the group was involved with sold out within 48 hours.
While involvement in these larger events is meaningful, at this stage, the prevailing sentiment among Chicago Med Psychedelics Group is to keep their gatherings at Madame ZuZu’s intimate, informal, and supportive.
“I like keeping it small,” comments Mendoza Temple. ”I don’t know that we’d even have a vision or mission statement as that makes it very formal, then you start to invite more people, and you need an agenda…Don’t we have enough of those big, formal groups already?”
“Tend to the part of the garden you can touch,” reflects Schwartz. “Personally, I’m just thrilled to tag along for the ride as everything evolves with legislation and things like that, but what really interests me is actually changing the culture from the bottom up.”
Photo from far left, clockwise:
Maerry Lee MD ACEP, Joseph Friedman RPh MBA, David Schwartz LCPC, Anne Berg PharmD (guest), James T. O’Donnell PharmD MS FCP, David Schwartz LCPC, Leslie Mendoza Temple MD ABOIM, Lisa Solomon, Clinical Education Council Co-Chair of the Illinois Psychedelic Society, Karolina Mikos MD, Luba Andres RPh (guest)
Absent Chicago Med Psychedelics Group members: Katie Sullivan, APRN, FNP-C, David Kushner MD DO FASAM FACP, Rebecca Abraham RN BSN.
I am incredibly proud to bring you another former United States Marine 0311 rifleman (like myself) to this month’s Veteran Chronicles: Tom Rand.
Rand is a Marine Corps veteran, activist, proud father, and husband who was born and raised in Reading, Massachusetts. At the ripe young age of 17, Rand bravely stepped on the yellow footprints at Parris Island, South Carolina, a tradition that all recruits undergo in their transition from civilian to U.S. Marine. He was immediately deployed to Beirut, Lebanon, in 1983, and when he returned home, he was stationed at Camp Geiger, North Carolina, for the duration of his service.
Today, Rand will proudly tell you that he has broken free from the chains of big pharmaceutical companies and the addiction that often comes with those very strong chains—chains that very few veterans can break. Now, Rand proudly pays allegiance to longtime Korean War veteran brothers for leading him down the path toward medicinal cannabis. That’s all it took to open his eyes wide to the healing powers and possibilities of cannabis.
Nearly a decade ago, Rand proudly picked up the nickname “Tom Cape Gardener”—a reference to Rand’s mission to help any and all veterans who wanted the opportunity to grow their own cannabis. Rand reaches out to other local growers and producers in search of donations, such as used equipment, seeds, lights, ballasts, etc., to give to his fellow veterans for free. Rand has never charged a veteran a penny for anything that has been donated. As Rand likes to put it, he does it “all for a handshake,” a motto he has used since the founding of his organization.
Five years ago, Rand realized his mission wasn’t a solo journey. Rand needed assistance from other patriots and veterans, which led to the creation of his organization, Patriots Helping Vets. It initially began as a Facebook group that helped him network with veterans and civilians in his community. Patriots Helping Vets now brings together those who are willing to jump on board with the organization’s mission: “To provide U.S. veterans the equipment, support, and education for horticultural therapy.” Rand and his organization are currently working on becoming a 501(c)(4) nonprofit charity to officially give more veterans nationwide the opportunity to become a self-sustaining, productive grower in their gardens. Ultimately, Rand empowers veterans and teaches them how to cultivate their own herbal medicine.
High Times: How many years passed after your military service before you learned about the healing properties of medical cannabis?
Tom Rand: I learned about the benefits from using cannabis medicinally about 25 years after getting out.
Do you believe that we will see the end of cannabis prohibition in your lifetime?
I would like to see it repealed and allow every citizen the ability to grow [cannabis] and get the true benefit of horticultural therapy. I don’t have much faith in our government to legalize it without it being a shit show.
What organizations or individuals have been a staple in providing donations or volunteering to help foster and grow your mission?
My family has always been my biggest supporters. My wife, Marty, and kids, Josh and Mary, helped make my dream into a mission. Ian Schlesinger from Purpose Genetics has provided thousands of seeds over the years. The Massachusetts cannabis community, without their support I don’t know where my mission would be. The Harvest Cup, New England’s best cannabis cup, and MassCann [and] The Boston Freedom Rally. Anthony B has always been in my corner with supporting our mission, donating hundreds of clones every spring to give out. We had a lot of help along the way unbreakabowl.com, stoneddust.com, and Pot Pockets have helped with giveaways throughout the years. Stem Haverhill has been incredibly supportive. To see where we have come from to having Growers Choice Horticultural lighting, Petratools, MicrobeLifeHydro, ChilLED grow lights, The Soil King, Project Delta 518, Brothers Grimm Seeds’s Rick [Campanella] always goes beyond to show us support. Now the misfits help steer the mission in the right direction. They consist of Shar, Rick, Jeremy, Josh, Mary, Ian, Dari, Joe, Joseph, Ronnie, Elton, Kyle, LaToya, and Dan. It’s amazing to see the passion they have towards our mission.
In one word, please describe the current state of legalization in Massachusetts.
Unfair. The [veterans] that have a true passion of growing medicine have a lot harder of a time, it seems, than the greedy bottom liners. The ones [who] suffered the most from the dark ages have the hardest time to open a grow operation or dispensary. I had the privilege to follow Big Ed and Ed Desousa’s journey of following their dream. After a lot of hurdles and hoops to go through, they created RiverRun Gardens, which produces some of the finest cannabis in the state. Why? Because they have pride and passion for their products.
What year did Massachusetts legalize medical and recreational cannabis?
Medical passed on November 6, 2012, and recreational on December 15, 2016.
Did the state of Massachusetts add any benefits to veterans as part of its legalization programs? Anything such as free medication or free authorizations for vets programs?
None that I’m aware of, but we have always helped veterans with free meds and FECO [full extract cannabis oil], along with passing on donated lights, nutrients, clones, and seeds. We just recently teamed up with Dr. Marion McNabb from The Cannabis Center of Excellence and Gibby’s Garden [who] launched the first Massachusetts Veterans Cannabis Access Research Project. Veterans can enroll and complete a baseline survey and have the opportunity (only 450 qualifying veterans) can receive two 1/8 ounces of flower, two pre-rolls, and a 15 ml of tincture for only $2.
Where do you see Patriots Helping Vets in 2032?
Hopefully we will be legally helping every veteran from every state to grow their own meds. We want to eventually have co-ops across the nation that covers operating expenses [and] then donate the balance of harvest to local veterans [who] can’t grow or afford to buy this wonderful medicine. Become more involved with the lobbying of the right for every veteran to grow their own meds at home. I truly believe that if a state only allows sales but not home grows then that’s just fucking taxation. Community cannabis gardens [should be allowed] across the country with classes and workshops all for free to veterans—they’ve paid too much already to be charged a penny.
What is your all-time favorite strain of cannabis?
Maui Waui, aka Maui Wowie, is by far my most beneficial strain.
Any mentors you would like to praise or give thanks to?
Dr. Howard Irwin for bringing my soil game to a whole new level with using natural local resources. Harold and Keith for showing me what this wonderful plant was really about. They taught me instead of growing a ton.
This article was originally published in the October 2022 issue of High Times Magazine.